Un solárium es, en principio, una de las partes imprescindibles que acompañan a la instalación de una pileta. De forma genérica, podríamos definirlos como los espacios acondicionados específicamente para tomar el sol, descansar o realizar algunas otras actividades del nuestro tiempo de ocio.
Evolución del solárium
Tradicionalmente, eran superficies lisas
que se ubicaban en las cercanías de la pileta, de mayor o menor
extensión, en las que se podían colocar hamacas y tumbonas e, incluso,
un conjunto de mesas y sillas.
Sin embargo, en la actualidad, el concepto de solárium ha evolucionado mucho, al mismo ritmo que el universo de las piletas, ofreciendo una amplísima posibilidad de variantes.
Básicamente, convendría empezar por diferenciar entre solárium secos y húmedos. El primero responde más al concepto originario de estos espacios, mientras el segundo se refiere a pequeños espejos de agua que permiten tomar el sol mientras los más pequeños juegan sin riesgo en el agua.
Los solárium húmedos
Los solárium húmedos pueden estar incorporados dentro de la propia pileta, generalmente en la zona de la escalera con forma de plataforma o escalón amplio de apenas unos centímetros de altura de agua. También pueden aparecer como un pequeño estanque de agua diferenciado de la pileta principal.
Los solárium secos
Respecto a los solárium secos, lo más normal es que se extiendan alrededor del borde de la pileta. Lo más novedoso es que todo el conjunto forme una superficie llana, sin bordes ni distintas alturas, revestido siempre de un material antideslizante y antitérmico. En el mercado hay propuestas de todo tipo, desde decks en madera tratada a baldosas de cerámica o acabados con hormigón impreso.
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