miércoles, 4 de diciembre de 2013

Mantenimiento de una pileta de natación


Cuando nos decidimos a construir nuestra propia pileta de natación, además de disfrutar de un espacio de ocio único, tenemos que asumir que este tipo de instalaciones requieren de unos trabajos mínimos de mantenimiento. Se puede diferenciar básicamente en dos tipos de tareas las que es imprescindible que realicemos.

Por un lado, están todos aquellos
cuidados que tienen que ver con que la estructura y accesorios que componen una pileta estén en perfecto estado. Por otro, e igualmente importante, hay que asegurarse de que el agua en la que nos bañamos esté en las mejores condiciones higiénicas.

En el primero de los supuestos hay diferencias dependiendo del tipo de pileta que tengamos. Las de fibra de vidrio prácticamente no requieren de ningún cuidado extra, aunque en el raro supuesto de que se agrieten, se debe llamar a un profesional para que proceda a la reparación. Las de obra son más propensas a deteriorarse, siendo preciso que se pinten o que se rejunten los azulejos de su revestimiento.

Respecto al mantenimiento del agua, en este caso, las medidas no dependen tanto del tipo de material en que esté construida nuestra pileta, sino de otros condicionantes. Entre ellos, el número de bañistas y la frecuencia de uso, la propia calidad del agua, las dimensiones de la pileta o los condicionantes climatológicos.

En general tenemos que preocuparnos de realizar un filtrado diario de las aguas, más cómodo si instalamos una depuradora automática, y un control del nivel de pH y de cloro. Además, retiraremos cualquier material que se deposite en su superficie rápidamente.
Agua y más, Actualizado en: 3:44

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